La fiscalidad en la llamada «depresión económica española 2008-2014«, se saldó con demasiadas heridas y, desafortunadamente, las peores, fueron pagadas por los mismos de siempre. Entonces, el gobierno más corrupto de Europa, sin la beligerancia en su contra que ha tenido el gobierno actual, salvó a las autopistas, a los bancos, a las grandes empresas que alimentaban la Caja B del PP y a muchos amiguetes del sistema, como Florentino Pérez, que, además, son los que menos necesitaban ayudas y los que -finalmente- aún ganaron más.
Pero a los cada día más empobrecidos (que no pobres) y a muchísima gente corriente, de clase media, gente que se arruinó, que cerró negocios o se quedó sin recursos…, a ellos, no sólo no se les salvó ni ayudó ése gobierno con ninguna medida de protección social, sino que, antes al contrario y como siempre, fueron quienes pagaron el pato. Y la tan cacareada y necesaria, según unos, fiscalidad de austeridad, se convirtió en austericidio.
En aquel duro sexenio sumamos más de 600.000 desahucios, no existieron ayudas para los autónomos (bueno, nunca en la vida las hubo con ningún gobierno), ni tampoco hubo ningún ERTE (Expediente de Regulación Temporal del Empleo, que no paro ni despidos), ni se legisló ninguna moratoria antidesahucios, ni se impidieron -por ley- los cortes de agua, gas o electricidad a la población más vulnerable, ni se aprobó un Ingreso Mínimo Vital generalizado para quienes no tienen nada, ni se dio “escudo social” alguno.
Y todo ello, a pocos meses de haber aprobado la mayor subida de la historia del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) que se situó en los 950€.
Qué triste paradoja es que haya sido precisamente a este gobierno, que nada mas empezar a funcionar se encontró con una pandemia de la magnitud que ahora ya conocemos, al que se le ha difamado, erosionado y atacado por los que siempre mandaron y creen que el España es suya.
Y más triste todavía que, independientemente del lógico deseo de las derechas y oligarquías de este país, una buena parte de la sociedad se haya creído sus mentiras, fakes e inventarios.
Fiscalidad progresiva
A partir de la crisis del 2008 y de sus terribles medidas, aumentó considerablemente la pobreza en España y, lo que es más grave, el número de suicidios, que era escandaloso, aunque su cifra no pudimos saberla con exactitud porque el gobierno de entonces, el más corrupto de Europa, prohibió publicar sus cifras en el INE a partir del 2010 y a los medios se les pidió que los silenciaran todo lo que pudieran.
Si aplicaramos la justicia redistributiva que declara la Constitución Española, los ricos deberían pagar, como mínimo, lo que les corresponde y, a partir de ahí, contribuir más a la reconstrucción de este país, tras la crisis sociosanitaria y económica provocada por el Coronavirus.
No puede ser que España sea de los países de la UE con menor carga fiscal (con 5 puntos por debajo de la media, somos el 2º país con una menor presión fiscal), y debería imponerse ya una fiscalidad progresiva, que es lo justo (eso de que el que más tenga aporte más y quienes menos tengan paguen menos).
Solicitud de dimisión del gobierno
Aquí mismo, en La terca Utopía, en el artículo titulado “Las 30 medidas de éste Gobierno de Coalición por mejorar la vida de la gente. ¿Procede su Dimisión?” , recogí -para comparar- aquellas medidas que se tomaron en la crisis anterior, que como se verá, difieren radicalmente de ese “escudo social” que ha ido aprobando este Gobierno de Coalición PSOE-Unidas Podemos.
Precisamente -y por mor de ellas- son las élites, los ricos, los que menos pagan, los corruptos que nos roban y los privilegiados de siempre… quienes para mí son los únicos que podrían tener miedo a éste gobierno que puede acabar con algunos de sus privilegios y corruptelas. Ellos son quienes arman tanto ruido y quienes con la arenga de la ultraderecha han montado esas vergonzosas manifestaciones de coches de alta gama, con bandera y las caceroladas. Eso podría ser medio normal en esa clase pudiente (que ya se está pasando en las formas y en las mentiras).
Lo que no se entiende es que esas campañas de las derechas sean acríticamente secundadas por las clases medias y bajas, que curiosamente son las que menos deberían temer, como se está viendo, con el tipo de medidas tomadas, que, si bien siempre serán insuficientes, dada la magnitud de la pandemia y de la escasez, jamás antes se habían tomado ni en su amplitud de beneficiarios, ni en la cantidad de millones aportados.
¿Quién pagó la crisis del 2008 y qué fiscalidad tenía? ¡Qué pregunta!
Pues los de siempre, ¿Quiénes si no? Y además y en muy buena parte, gracias a las medidas adoptadas por el Gobierno de entonces; entre otras, éstas: los despidos masivos y sin ERTEs, la congelación y devaluación de los salarios, las truculentas amnistías fiscales, los recortes a todos los niveles, las privatizaciones de los servicios públicos, los desahucios hipotecarios y de inquilinos de viviendas vendidas a fondos buitres, los cortes de agua, luz, gas y suministros básicos… y al fomentar, permitir y beneficiarse de esa corrupción tan extendida que les hizo acreedores del triste y merecido galardón de «Partido más corrupto de Europa».
¿Quién debe pagar entonces, esta nueva crisis y qué fiscalidad debería haber?
¿Quién debería aportar más para la salida de la misma y la reconstrucción justa de nuestra economía? ¿Acaso hay que explicarlo más? Pensemos un poco y recordemos aquella viñeta en la que un niño le preguntaba a su padre:
“Papá, papá, ¿por qué nosotros somos tan pobres?” A lo que el padre, azada en mano, le respondía: “Porque precisamente otros, hijo mío, no se preguntan por qué ellos son tan ricos».
Si de aquella crisis surgieron los movimientos de indignados y el 15M por la precariedad y las condiciones económicas de las clases media y baja, esperemos que con este gobierno de coalición, para mí “gobierno de esperanza” mientras para otros es el demonio (Cañizares dixit), el enemigo a batir y derrocar lo siga viendo la mayoría de la gente o ya no quedará otra que una verdadera revolución.
Espiritualidad liberadora
Oiga Vd, este número de la revista, ¿no era sobre espiritualidad? Pues sí. La misma Espiritualidad Liberadora que tenía el pueblo de Israel cuando, pisoteado y oprimido, pero unido, se rebeló y salió buscando su liberación. No en vano nuestro admirado Leonardo Boff decía: « Lo que sustenta la práctica y la teoría liberadora es una experiencia espiritual de encuentro con el Señor en los pobres». También en esa misma línea Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación, señalaba cómo “la Espiritualidad de la Liberación tiene su centro de preocupación en la vida, tanto porque parte de la vida, como porque camina hacia la vida. También porque es vida».
No creo que haya nada más importante para un gobierno democrático –ya no digo de izquierdas- que pensar, velar y gobernar para defender la vida de la gente que más sufre. Y, para ello, sólo una justa y armónica fiscalidad progresiva podrá ser lo que nos salve como país. Ergo, ¿quién debe pagar más esta nueva crisis y/o contribuir más a la reconstrucción del país? No hay más preguntas, señoría.
(Revisión del artículo escrito para UTOPÍA,
la revista de Cristian@s de Base
que puedes consultar en este mismo enlace)