miércoles, marzo 27, 2024
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Entrevista a Pepa Torres: Espiritualidad interreligiosa y compromiso social, en Lavapiés.

Joven, religiosa, teóloga, filóloga, profesora y educadora social.

Os ofrezco la entrevista completa que le hice a Pepa Torres, para la Revista de Cristianos y Cristianas de Base UTOPÍA, una vez que ya ha sido allí publicada.

Conocí a Pepa Torres en una humilde casa del barrio periférico de las 500 viviendas de Albacete, siendo ya religiosa de la “Congregación de las Apostólicas del Corazón de Jesús”, y que entonces era la casa madre o de formación a nivel nacional de dicha orden seglar. Después, sin dejar su compromiso por un momento, todo fue un no parar.

De las más de 100 entrevistas que he realizado en mi vida, hoy voy a hacer una excepción, creo que justificada, extendiéndome un poco más de lo normal en la presentación de esta mujer de la que justo es saber desde donde nos habla.

Pepa Torres (Mª José Torres Pérez) es -además de religiosa- teóloga, filóloga, profesora, educadora social… Y, además, sabe combinar de una manera práxica la docencia y la investigación teológica, con su implicación en diversos movimientos sociales y con el acompañamiento a colectivos y personas comprometidas en los mundos de la exclusión, los feminismos y las luchas migrantes.   

Por su currículum sabemos que Pepa Torres es Licenciada en Filología Hispánica por la UAM y Licenciada en Teología por Comillas, Educadora Social, Profesora invitada en el ISPM (de la Pontificia de Salamanca, donde trabaja actualmente) y miembro del Consejo Asesor de la Cátedra de Teología Contemporánea “José Antonio Romeo” de Madrid.

Teología en las fronteras. De amor político y cuidados en tiempos de incertidumbre (2020), Decir Haciendo. Crónicas de periferias (2017) y Cartas a Francisco (2017), son algunas de sus últimas publicaciones, y los premios de “Alandar” por la defensa de los derechos de las personas migrantes (2019) y del “Consejo Municipal de AB” por la creación de la Coordinadora Prisión y sociedad, en defensa de los derechos de las mujeres presas (2000), han sido algunos de sus últimos reconocimientos-

Actualmente es coordinadora de la “Red Miriam” de espiritualidad ignaciana femenina, miembro activo de la Revuelta de las mujeres en la Iglesia (Madrid), de la Asociación de teólogas de España y de la Asociación de Teólogas Feministas Europeas. Y vive en una comunidad inter congregacional en el madrileño barrio de Lavapiés, la cual dio origen a la Red Inter-Lavapiés”, una red de apoyo mutuo contras las fronteras y la precariedad.

  1. ¿Cómo definirías el virus de lo inhumano y dónde lo ves más reflejado?

Pepa Torres: El virus de lo inhumano creo que tiene mucho que ver con la introyección en nuestras conciencias y en nuestra sensibilidad de los valores del neoliberalismo patriarcal que lleva a naturalizar que no todas las vidas valen lo mismo y antepone el mercado, el extractivísmo salvaje, la explotación de los cuerpos de las mujeres y las niñas y el propio cuerpo de la tierra por encima de la dignidad y la sostenibilidad de la vida, especialmente de la más vulnerada.

El virus de lo inhumano lo veo reflejado también en las nuevas formas de colonialismo, que empujan a migrar a millones de personas en el mundo y a jugarse la vida en el intento, en el racismo estructural, los feminicidios y las múltiples formas de violencia hacia las mujeres:  simbólica, económica, sexual. También en la aporofobia, y la emergencia de los neofascismos. Creo que en estos momentos estas son algunas de las patologías más dañinas que es urgente abordar. 

  • ¿Qué vacunas propones contra el virus de lo humano? 

Pepa Torres: Es urgente, despertar del sueño de la cruel inhumanidad, más que sueño pesadilla, y ponernos un colirio en los ojos para hacernos conscientes, como dice Yayo Herrero, que estamos sosteniendo un sistema que está en guerra contra la vida, porque atenta contra las bases mismas de su materialidad y se construye sobre el expolio del Sur Global.

¿Vacunas eficaces?…

Hacernos conscientes de nuestros etnocentrismos y privilegios y desobedecer los mandatos de esta nueva religión que se llama capitalismo, con sus dogmas: sálvese quien pueda, consumo luego existo, no hay nada que hacer, etc.

Creo que es fundamental atacar el virus del individualismo posesivo, tremendamente unido a la falacia de la meritocracia. Es decir, la creencia que cada uno tiene lo que se merece, lo cual cuestiona radicalmente el reconocimiento de los derechos humanos como universales y niega el derecho a tener derechos a personas, colectivos, y pueblos. De este modo se termina por otorgar legitimidad ética a la desigualdad, que acaba siendo concebida como justo reconocimiento al trabajo y al esfuerzo.

Otra consecuencia muy peligrosa de todo ello es la primacía de una ética emocional e inmediatista incapaz de moverse en la lógica de los procesos a largo plazo, que son la única manera de conseguir realmente cambios personales, sociales y estructurales.

La vacuna que propongo es la conciencia de la eco dependencia y la interdependencia, o como dicen algunas culturas africanas: el “Ubuntu”: Soy, si los demás y las demás también son, lo cual nos urge a poner en el centro, no los intereses individuales o privados, sino el bien común y la organización colectiva, la comunidad. 

  • ¿Cuáles son las mutaciones previsibles y más peligrosas? Habrá esperanza si

Pepa Torres: Creo que estamos viviendo en un tiempo axial en muchos sentidos y el Covid-19 ha venido a reforzarlo; estamos en una encrucijada epocal importantísima. La actual crisis sanitaria y social ataca los cimientos mismos de nuestra vida, provocando no sólo una ingente cantidad de sufrimiento, sino un desastre económico que los poderosos intentarán aprovechar para recuperar sus privilegios y que es urgente que los movimientos sociales no dejemos de plantearnos estrategias incisivas de organización comunitaria, para resistir y proponer alternativas a esta vuelta de tuerca de la ofensiva neoliberal post pandemia.

Creo que nos hallamos también ante la encrucijada de hipotecar la viabilidad del planeta o cambiar radicalmente los modos de producción, consumo y convivencia. No es posible mantener un modelo basado en el crecimiento sostenido en el marco de un planeta con recurso finitos.

El híper desarrollismo, como nos está recordando trágicamente esta pandemia, no aumenta la esperanza ni la calidad de vida, sino el enriquecimiento de una pequeña minoría sobre las mayorías empobrecidas. No somos los dueños y dueñas de la tierra, sino que formamos parte de ella, por tanto, hemos de aspirar a que el cuidado y no el mercado esté en el centro de la vida y la economía.  

  • Desde que te conocí ¿No ha sido siempre tu misión esa lucha por conseguir una vida más humana para todas las personas? 

Pepa Torres: Tengo la suerte de formar parte de una congregación religiosa con una opción muy clara por compartir la vida en las periferias y desde que me incorporé a ella he vivido siempre en barrios populares o marginales participando en comunidades de base, asociaciones de mujeres, movimiento vecinal, la JOC (Juventud Obrera Católica), con personas presas y posteriormente con migrantes y esto reamente me ha configurado la vida y le ha dado a mi fe un dimensión que es inseparable del compromiso con la justicia, con los derechos sociales y los feminismos.

Las periferias no son solo un lugar de acumulación de la violencia y la injusticia estructural del sistema, sino también un torrente de vida y solidaridad sumergida, un lugar de amistades incondicionales y complicidades a toda prueba. Son lugar de humanización y de revelación del Dios escondido en la historia que nos urge a subvertirla colectivamente desde el cuidado y la responsabilidad con la vida más vulnerada.

  • La feroz explotación de la naturaleza y de sus recursos ¿no es más grave que cualquier virus?

Pepa Torres: No solo que es más grave, sino que está estrechamente relacionado. Como vienen denunciando desde hace décadas los movimientos ecologistas, sin la conciencia de eco e interdependencia es imposible la sostenibilidad de la vida. Los actuales modos de producción y consumo nos están llevando al colapso climático, la degradación y desaparición de los ecosistemas con lo que supone de destrucción de la biodiversidad y esto es muy grave.

La biodiversidad es determinante para constituir sistemas de protección con capacidad de reducir los riesgos de la zoonosis, es decir, la trasmisión de virus y otros patógenos de los animales a las personas, como ha sucedido con el caso del Covid-19. Como señala Francisco en “Laudato Si”, es urgente un cambio de rumbo. En este sentido la crisis del Covid debería tener un potencial educativo muy importante para no volver a la normalidad, sino para inventar juntos una nueva normalidad desde la perspectiva ecológica y sostenible, tanto en nuestros estilos de vida como en el fin de las políticas económicas basadas en el híper desarrollo, el extractivismo y el expolio de los recursos naturales en el Sur global e incorporar en su lugar los principios de suficiencia y de decrecimiento.

Esta crisis debería ser una oportunidad para nuestra conversión ecológica, hacia formas de vida más sostenibles basadas en la apuesta por lo comunitario y por las redes de cuidado en común.

  • Hablando de las relaciones humanas ¿no crees que priorizar el amor, la empatía y la compasión serian las vacunas más efectivas?

Pepa Torres: Como he dicho anteriormente un elemento añadido a la perversión del capitalismo es que se introyecta en nuestra conciencias y sensibilidad y conecta con el egoísmo la competencia y el individualismo que están también en el interior del corazón humano. Se trata de neutralizar estas dinámicas y solo podemos hacerlo desde el amor, el reconocimiento de la diversidad, el respeto a la dignidad de cada criatura y el convencimiento de que nuestras vidas solo pueden desarrollarse plenamente desde las tramas comunitarias que tiene en el centro, el bien común, lo que es o debería ser de todos y esto es una cuestión de amor, porque el amor tiene también una dimensión social y política. El amor tiene un enorme potencial subversivo y revolucionario, sin embargo la lógica burguesa lo ha dulcificado y domesticado. Es necesario recuperar esta dimensión política, como señala también Francisco en la encíclica “Fratelli Tutti”    

  • ¿Qué piensas de la transhumanidad, las tecno-ciencias, y la ciber-tecnología y su relación con la ética global? 

Pepa Torres: Valoro del transhumanismo su aspiración por mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana a través de las tecnologías, pero creo que el límite ético está en la medida que sirva para humanizar la vida o para todo lo contrario. La finitud, la vulnerabilidad, cuando se colectivizan, pueden convertirse en posibilidad y potencia y, desde mi punto de vista, son un dato antropológico importantísimo que tienen una enorme capacidad humanizadora de cara a la vida social y relacional.  La aspiración a ser como dioses o imaginar una humanidad sin límites creo que conduce a infiernos humanos construidos sobre víctimas, como desgraciadamente la historia nos lo ha demostrado. 

  • ¿Hoy nos conectamos más, pero nos comunicamos menos? ¿Cómo podríamos ganar en humanidad?

Pepa Torres: Es fácil estar conectados y conectadas, sobre todo según en qué lugares del mundo se viva, evidentemente no es igual en una comunidad campesina de Angola que en un barrio acomodado de Madrid o Londres, pero estar comunicados es bien distinto. Hoy podemos engañarnos creyendo que la comunicación es tan accesible como poner un mensaje por las redes sociales o pinchar en una web de búsqueda de amigos.

La conexión o desconexión depende de un click del ratón, sin embargo, la comunicación tiene que ver con la capacidad de generar cauces para el encuentro. La comunicación requiere atención y respeto a la alteridad, requiere escucha profunda, requiere pausas, códigos adecuados según la diversidad de los o las interlocutoras y también, y esta crisis nos lo están demostrando, nada puede sustituir al “cuerpo a cuerpo” en el encuentro humano.

Para ganar en humanidad, en nuestra comunicación, creo que también es muy importante partir de la autenticidad y la transparencia, no hablar desde las ideologías sino desde los propio aprendizajes y relatos vitales. Nada nos acerca tanto a otros humanos y humanas como la experiencia. Ya lo dijo Santa Teresa de Jesús en su Libro de la vida: No hablaré de nada que antes no haya pasado por la propia experiencia. Creo que este es el mejor antídoto frente a los discursos vacíos a los que desgraciadamente estamos ya tan acostumbrados y acostumbradas.

Pues muchísimas gracias Pepa por tanta erudición, claridad, experiencia y Fe. Todo un orgullo, para todas y todos, poder hacerte y ofrecer ésta entrevista y todo un lujo para la revista UTOPÍA, en la que tú misma colaboraste una temporada, como hoy sigues haciendo en las revistas hermanas de Éxodo, de Cristianisme i Justicia, de Alandar, y de Fe Adulta. Y gracias también por ese último libro tuyo de “Teología en las fronteras” cuya recensión ofrecemos más adelante.

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