Este fin de semana he tenido una triple inyección de catalanismo en vena al haber participado como ponente en una mesa redonda organizada por “Cristianisme segle XXI”, haber asistido por la tarde a la abarrotada Plaza de Sant Jaume a la toma de posesión de la Ada Colau y al asistir, como mero observador a la asamblea del Procès Constituent en Tarrasa y en la que Teresa Forcades, apoyada por Arcadi Oliveres, vio revalidado su liderazgo en la iniciativa ahora más convergente.
Agradezco a mi amigo Jaume Botey su invitación y acogida por haberme permitido conocer mas de cerca y desde los sentimiento y vivencias, una situación que cada día parece tener menos posibilidades de diálogo. Aún asi, mi intención, fue seguir creyendo en él y así lo planteé, desde mi opción de no independentismo, aunque si de soberanista por derecho a decidir hasta sus últimas consecuencias.
Reproduzco aquí mi intervención completa del primer acto, en el que estuve acompañado en la mesa por Muriel Casals, Presidenta d’Òmnium Cultural y por el pastor Alfredo Abad, Secretario de la Comisión Permanente de la Iglesia Evangélica Española.
Bon día a tots i a totes. Gràcies per l´invitació i gràcies per l´assistència. Un gust estar avui aquí amb vostès. M´agradaria, però no podré parlar en català…
Se me pide participar en un debate enfocado “No tanto desde las perspectivas al uso sobre aspectos económicos, políticos o del nuevo y posible modelo territorial, sino principalmente desde la perspectiva antropológica que plantea la identidad; es decir: sentimientos, raíces, historia… y, evidentemente, desde la fe, al ser Cristianisme Segle XXI quien nos convoca a quien des nuevo agradezco la invitación.
Y humildemente uno, que no es experto en nada, se dirige a Udes con muchísimo respeto y más en clave de escucharos a quienes lleváis tanto vivido, reflexionado y sufrido. Y desde esa actitud es desde donde quiero compartir inicialmente DOS matizaciones previas y una DOCENA de apuntes sobre el tema solicitado.
A) Se me comentó que “en Catalunya el sentimiento de identidad sigue creciendo y seguirá creciendo, pero que no hay posibilidades de entrar en diálogo con el resto de España (sic)”
Y yo intuyo que puede ser cierto que en Catalunya haya un sentimiento identitario cada vez más propio, pero no creo que tan “contrario per se» a lo que podrían suponer los verdaderos sentimientos de aquellas personas más progresistas en el resto del país.
Vamos que para mí, el sentimiento catalanista como confrontación a lo español, vislumbro que puede generarse sobre todo cuando en el gobierno español está un partido tan retrógrado como el PP (como en otro momento lo estuvo el del PSOE) que han tratado la cuestión de las nacionalidades casi como en la dictadura franquista.
Yo parto de que el verdadero sentimiento identitario catalán surge del principio de IGUALDAD DE DIFERENCIAS o igualdad en la diversidad. Es decir, que si Catalunya es diferente, lo que se pide es que se respete, sobre todo aquellos aspectos de su cultura que durante muchos años fueron atacados con saña, pero ojo, de la misma manera que yo pido que se respete la idiosincracia de cualquiera de las otras naciones.
Probablemente sea cierto que, en según qué contextos, el sentimiento independentista crezca pero no creo que siempre vaya acompañado de un sentimiento de identidad contrario al españolismo. Claro que es indiscutible que “lo catalán” ha sido muchas veces atacado desde fuera y para muestra esa barbaridad del boicot a los productos catalanes, por ejemplo, que en definitiva, eso es lo que realmente provoca un efecto cabreo y lo que hace que, muchas veces, la población se radicalice en su sentimiento de quererse diferenciar, de lo que ellos piensan que significa lo español, término que se asocia lo rancio y a lo cutre.
Creo que algun@s independentistas desconocen ciertas luchas que se llevan a cabo en el resto del estado que, de conocerlas, quizás no fueran tan contrarios a permanecer en ese Estado. Pero los MCS en Catalunya suelen vender una España casposa, y a la inversa, los MCS españoles, venden una Catalunya prepotente y que se cree superior (Pedrerol y los pitos a Piqué!), lo que dista mucho de ser la realidad.
Entiendo por lo tanto, que con un diálogo honesto y no partidista, nos entenderíamos tod@s, pero dejando de lado como digo, los oportunismos políticos de los cuales las dos partes casi siempre quieren sacar tajada. Afortunadamente con Ada Colau priorizando lo social ante identitario, aunque sin contraponerlos y llevando el derecho a decidir hasta sus últimas consecuencias, los barceloneses/as lo han dejado más claro y me gusta, ¡qué quieren que les diga! Por eso esta tarde iremos a apoyarla.
B) En segundo lugar decir que para mí hay otro previo a tener en cuenta respecto al dialogo entre Cataluña (que igual diría País Vasco) y España. Y es el respeto a la voluntad de la gente, que irremediablemente, y por desgracia para las minorías, se modula sobre la base de las mayorías.
Y ya entrando en el tema preciso, es obvio que tod@s partimos de la necesidad de «tender puentes» o de establecer formas de diálogo que no respondan a posiciones enquistadas, sino que abran posibilidades de comprensión y de plática. Personalmente, desde mi ser creyente, republicano, rojo y cojo, como a veces me presento y desde mis convicciones como docente siempre dedicado a la Atención a la Diversidad apunto, con cierto rubor y más como humildes balbuceos que como asertos dogmáticos, mis DOCE breves intuiciones:
1. Cataluña es una Nación y eso es indiscutible. Una nación con sus bases económicas, sociales, históricas, jurídicas, lingüísticas y culturales y una nación con voluntad de existir como tal. Eso sí, una nación distinta –ni mejor, ni peor- a partir de una concepción política y social del hecho nacional específico. Y como tal, tiene todo el derecho del mundo a decidir y ese derecho a decidir territorialmente debe competer principalmente, y hasta sus últimas consecuencias, a los más directamente afectados, o sea a Udes.
2. Somos soberanistas porque estamos convencidos de que el pueblo catalán es Soberano en Cataluña y como tal tiene el derecho a elegir su propio destino. En este sentido escribí esta semana que yo no entendía (por decirlo de una manera políticamente correcta) que en marzo del año pasado, El Tribunal Constitucional (TC) rechazara y anulara parcialmente la declaración soberanista del Parlament de Catalunya, recurrida por el Gobierno, al considerar contraria a la Constitución, la proclamación de una soberanía política catalana, máxime cuando admitía el propio TC “el derecho a decidir”, en el marco de la Carta Magna, que reconocía podría y debería ser reformada. Pero claro con la sentencia de anteayer esto es el “rien va plus”, pero de eso ya hablaremos en lo plebiscitario porque puede que hoy haya sido el TC quien haya dado el pistoletazo de salida para la campaña electoral.
Y una cuestión más. Decir que se quiere la independencia pero garantizando al mundo que se sigue en la OTAN, que queréis que os diga. Para mí la verdadera cuestión de la soberanía es esa; no tanto una cuestión sobre a qué pueblo pertenece un determinado territorio, sino saber si ese pueblo es realmente quien decide su destino. Y eso pasa por reconocer que mientras haya Troika, OTAN, TTIP y demás engendros globalistas (recortes, austericidio, deuda, derechos laborales, etc.), el logro de la verdadera soberanía pasa por luchar contra ellos y ahí, yo creo que mejor ir unidos. Porque sin esa emancipación, no hay autodeterminación real que valga.
3. ¿Lenguas propias? Por supuesto. Durante siglos las lenguas no castellanas han estado minorizadas, considerándolas lenguas de segunda o incluso dialectos. La España que defendemos es plurinacional, es decir, aquella en la que el catalán, el vasco y el gallego tengan el mismo nivel de protección que la lengua castellana (a parte estaría el desarrollar políticas para fomentar el asturiano, el aragonés y demás lenguas que se hablan en el Estado). Porque…
4. La pluralidad lingüística es una riqueza. Debemos garantizar que todos los niños y niñas de los territorios bilingües acaben su escolarización manejando a la perfección las dos lenguas oficiales en los territorios bilingües. El modelo de inmersión lingüística en Catalunya ha funcionado a la perfección en este sentido, su ideal de inclusividad y de no generación de comunidades separadas ha sido reconocido internacionalmente.
5. Derecho de autodeterminación. Podemos considera que el derecho a decidir el futuro territorial de Cataluña corresponde a las catalanes. Por ese motivo defendemos que los catalanes puedan participar libremente en una consulta para decidir cómo quieren articularse territorialmente con el resto de España, pero a la vez nos comprometemos a ofrecerles –si el pueblo nos da en Noviembre su confianza- una alternativa mucho mejor que la España Berlanguiana del señor Rajoy.
Estoy convencido que el respeto y la aceptación del independentismo desactiva el nacionalismo secesionista, ya que éste suele surgir siempre por reacción a lo que se considera maltrato o asfixia.
6. Nuestra postura parte más bien del concepto de Plurinacionalidad, simple y llanamente porque reconocemos la existencia de diferentes identidades nacionales dentro del estado Español. Nuestra piel de toro no es “Una, Grande y Libre”, como declaraba el nacionalcatolicismo franquista, sino la suma de diversas nacionalidades con una identidad propia. No les vendré con cuantos más o menos manidos del modelo asimétrico en función de voluntades políticas de cada territorio”. Opción plurinacional y punto, ¿se entiende, verdad? Y si hay dudas, ya lo asociaremos al Nuevo Proceso Constituyente.
Yo, como diré más tarde, porque nunca me escondo, no estoy por la independencia –nadie es perfecto-; no creo en esa arcadia-feliz formada por un estado de ciudadan@s con todos los derechos. Pero tampoco por la teórica opción federal, ni siquiera por la minoritaria del confederalismo. No necesitamos predeterminar el modelo organizativo. Profundicemos mejor por ese concepto de la plurinacionalidad. Porque lo plurinacional es una cuestión de autoidentidad propia de los diversos pueblos de España. Si me apuran, lo de menos es una historia, una lengua, o una bandera diferente. Claro que esos son elementos que favorecen una identidad distinta, pero, con ellos o sin ellos, lo verdaderamente relevante es si los pueblos se reconocen a sí mismos como diferentes.
Un ejemplo reciente de como entendemos esto es lo que está haciendo Podemos estos días –precisamente por ser una fuerza plurinacional- abriendo vías prioritarias de relación, debate y discusión con otras fuerzas nacionales como Compromís en Valencia, MÉS en las Baleares o Geroa Bai en Navarra, poniendo de manifiesto que a nosotros, nos es más fácil dialogar con estas fuerzas que a otros partidos de alcance estatal -como el mismo PSOE-, que no reconocen esta realidad plurinacional.
7. Las próximas elecciones catalanas no pueden ser plebiscitarias! perdón, eso lo escribí hace tres días y creo que ya no me sirve porque, aunque convertir las elecciones del 27-S en un plebiscito hubiera sido un chantaje por intentar pedir a la gente que votara en unas elecciones únicamente en clave territorial, tras la sentencia del TC antes citada, mucho me temo que ya no me vale el argumento. Baste ver el titular de ayer de la vanguardia “Más llama a replicar en las urnas (al TC) el 27-S”.
Yo creo que cuestiones tan fundamentales como está deberían decidirse con un referéndum en toda regla, con un procedimiento de democracia directa: una persona, un voto.
El único plebiscito que esperamos, no obstante, la gente de Podemos para las elecciones del 27 de setiembre es el del fin de las políticas de austeridad de Mas.
8. El conflicto entre Catalunya y España no creo que sea un conflicto entre pueblos, pese a que a veces se presenta así fomentando absurdos enfrentamientos. Si Cataluña decidiera separarse debería de hacerlo para ser algo mejor de lo que es con España, pues para tener a Artur Mas como presidente, por muy catalán que sea, yo me quedo con Iglesias.
En este sentido permítanme que les lea la confesión de una buena amiga manchego-catalana que me escribía anteayer y que tiene mucho que ver con los sentimientos de los que pretendemos hablar en esta mesa:
“Yo soy catalana 100% y soy manchega 100%, como soy del mundo 100%. Si me atacan Catalunya, la defenderé con uñas y dientes, al igual que La Mancha, o al igual que el mundo. Es decir que si me atacan, es cuando saco las uñas. Muchas personas en Catalunya alimentan su sentimiento independentista con los ataques de la otra parte, y eso es caer en la trampa. (lo del nacionalismo secesionista que les comentaba yo más arriba)
Ten en cuenta –sigue mi amiga- que de los 7 millones y medio que tendrá Catalunya, más de la mitad somos hijos de emigrantes, hijos de la necesidad de vender su mano de obra, hijos de un camino que no fue fácil…y esa –a su vez- es la verdadera riqueza de Catalunya. Pero no me cansaré de decirlo! que si nos atacan, nos defendemos, aunque a veces en esa defensa, no nos demos cuenta de que también atacamos a quién quizá no lo merece, porque caemos en el mismo error que ellos, pensando que todo el monte es orégano”.
9. Yo no quiero que los catalanes se vayan, porque os quiero igual que a los andaluces o a los vascos, pero creo que tampoco se os puede obligar a seguir en un país centralizado que tradicionalmente ha sido tan intolerante con los nacionalismos periféricos y que niega su carácter plurinacional.
Mi opción personal es apostar por un diálogo profundo, que respete la identidad catalana pero sin abogar por la independencia. Nunca me gustaron las fronteras y siempre preferí escuchar “los signos de los tiempos” y esos hoy nos dicen que los Poderes Globales están cada vez más unidos en su proyecto de dominación y opresión. Por eso creo que no es momento para fomentar la división entre los pueblos, sino para su unidad e incluso su profunda cohesión.
10. A nivel eclesial es de destacar la diferente vara de medir de los Obispos Catalanes y Españoles. Que poco han ayudado, desde la CEE, a que este dialogo Cataluña-España haya ido por otros cauces más fraternos.
Sí ayudan, en cambio, documentos como el de los obispos de Catalunya de 1985 y posteriores (Las raíces cristianas de Cataluña) sobre los nacionalismos que, siguiendo la línea del célebre discurso de Juan Pablo II en la UNESCO, valoraba como elementos importantes la libertad y la cultura, a la vez que diferenciaba claramente entre nación y estado.
11. Voy acabando, agradeciendo este acto como signo inequívoco de que lo que hay que evitar en todo este diálogo es el riesgo de la fragmentación social. Yo creo que nadie estará en desacuerdo con que llegar a un amplio consenso social debe ser uno de los primero objetivos políticos para la solución del conflicto y por ende para conquistar ese imprescindible requisito de una buena convivencia entre tot@s.
Aquí no puedo estar más de acuerdo con mi amigo y hermano Jaume Botey cuando en Iglesia Viva escribía hace unos meses que “no es posible una solución para Catalunya sin alianzas con fuerzas y movimientos del resto de España”.
12. Y deseo que con las nuevas esperanzas que ha generado PODEMOS y la posibilidad de ser una verdadera herramienta para el cambio, también lo sea en Cataluña haciendo de “puente” en este inexcusable dialogo y así podamos ayudar a solventar la cuestión catalana dentro del necesario Nuevo Proceso Constituyente que supere los temas pendientes del caduco régimen del 78.
Termino con otro ejemplo a seguir y es el de los recientes encuentros y manifestaciones de mutua simpatía entre Ada Colau y Manuela Carmena. Probablemente un nuevo enfoque para las relaciones Madrid-Barcelona y España-Cataluña. Una respuesta sencilla y espontánea al Poder puro y duro, que promueve siempre la guerra social en el seno de los pueblos. Dios nos oiga por el bien de tod@s, por el bien de Catalunya y también -y de manera indispensable- por el bien del conjunto de español@s. Moltes gràcies.
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Felicidades, Luís Àngel, por la valentia y claridad de tu exposición. Pero, en resumidas cuentas, la cosa se reduce -o habría de reducirse- a si se està a favor de què los catalanes, democráticamente, se pronuncien sobre su futuro o no se està a favor de un tal pronunciamiento democràtico. A los españoles no se me alcanza cómo, los políticos que tanto aluden a su derecho a pronunciarse también al respecto, aún no los han convocado al susodicho referéndum. ¿A qué esperan?
Un abrazo.
Marc- CCPS-València