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Del “OTAN -de entrada- NO”, a la OTAN de la Guerra.

OTAN NO

He dudado titular esta entrada sobre la OTAN con estos otros subtítulos que, de alguna manera son las verdades de Perogrullo que no sé por qué no vemos tan clara, la ciudadanía:

  1. El único objetivo de la OTAN hoy, es mantener la hegemonía de los EEUU,
  2. Lo que necesitamos es La Paz en lugar de la OTAN de la Guerra, y
  3. Ésta OTAN es muy peligrosa; nos pone al borde de la III Guerra Mundial.    

La Organización del Tratado del Atlántico Norte, conocida por sus siglas OTAN (o NATO en inglés), en lugar de haber desaparecido cuando terminó la llamada “Guerra fría” con la caída del muro de Berlín, se encuentra en pleno apogeo invasor y de escalada bélica y, tras la celebración de su 75 aniversario (el Tratado fundacional de Washington se firmó el 4 de abril de 1949) está consolidando su discurso más bélico que, inexplicablemente ha sido comprado por España y por toda la UE. La reciente Cumbre del G-7 (cumbre de la guerra que no de la Paz, como le llamaron) así lo ha puesto de manifiesto con la aquiescencia de medio mundo y la valiente denuncia de Gustavo Petro. Veremos qué pasa con los nuevos BRICS.

Decimos que esta OTAN es muy peligrosa, primero, por su guerra por delegación contra Rusia, implicándonos en una absurda guerra en Ucrania; segundo, por su complicidad con el genocidio de Israel; y tercero, por su pretendida expansión hacia Asia. Por todo ello, es urgente buscar alternativas a esta OTAN, entre otras razones,  para evitar una más que posible ¿III Guerra Mundial?.

Recién recuperada “La Terca Utopía”, abrimos con esta primicia que es el capítulo 3 (Los EEUU, la OTAN y el negocio de las guerras) que escribí para esa obra colectiva -recién publicada- titulada: El mañana está en nuestras manos. 50 razones –y más- para despertar una especie de Catón Ciudadano que queremos pensar nos pedirán nuestro hijos/as, nietos/as.

 

Los EEUU, la OTAN y el negocio de las guerras.

Libremos una guerra moral y política contra la guerra misma, para que podamos recortar el gasto militar y utilizar ese dinero para las necesidades humanas” (Bernie Sanders, senador EEUU)

Nuestro mundo está loco y cada día más.

¿Cómo entender -si no- esos niveles de racismo y xenofobia contra las personas inmigrantes o esos afanes militaristas -vs OTANistas- que reclaman más armas y más recursos que los existentes para dar de comer a la gente o para garantizar los DDHH?…

¿Cómo entender  esos avances de las ultraderechas con locos como Milei, Trump, Ayuso, Abascal o Bolsonaro?…

¿Cómo entender ese fomento de las guerras –mayoritariamente imperialistas-, creadas siempre a partir de pueriles mentiras, y casi siempre con los EEUU detrás, pero lejos de ellas?…

¿Cómo entender  ese seguidismo paleto y/o interesado de las políticas americanas, en el que la Unión Europea, y España, se llevan la palma?…

Y puestos a preguntarnos,

¿Quién -o quiénes- son los responsables y los ganadores de estas masacres y genocidio?

El primer responsable de esta locura, como hemos visto en el primer capítulo de este catón, es el capitalismo neoliberal (“esta economía mata”, diría el Papa Francisco). Algunos ejemplos de esta esquizofrenia se desgranan en los siguientes capítulos de “esta realidad que nos ocultan” y sobre la que se nos miente tanto: Ucrania, Palestina, bloqueos USA, desigualdades, medios de desinformación masiva, etc.

La segunda responsabilidad es –para nosotros- ese milmillonario negocio de la guerra, donde los que ganan son los fabricantes de armas -vs la industria de la defensa- y donde los perdedores son los DDHH, los nadies… los millones de vidas humanas que se contabilizan como daños colaterales.

Un ejemplo actual puede ser esa noticia de Diario-Red” según la cual “Las cinco mayores empresas armamentísticas del mundo –que están en EEUU- pasaron, de tener pérdidas en bolsa, a sufrir fuertes subidas desde que Israel anunciara -el 07/08/23- una nueva declaración de guerra contra Palestina”.

El negocio de la guerra tiene como máximos responsables a los EEUU –con sus más de 800 bases militares, con su atroz intervencionismo, con sus bloqueos, con sus aliados, con toda su CIA,…- y, como no, con la OTAN en pleno.

Desde la caída del muro de Berlín y –más aún- desde la desaparición del Pacto de Varsovia que, aceptada por la Unión Soviética en 1991, ponía fin a una “guerra fría” de cinco décadas, entre la URSS y los EEUU, desde ese 1989 insisto, qué poco sentido tenía ya un tratado de la Alianza Atlántica como la OTAN. Hasta intelectuales de la defensa americana y expertos de su seguridad nacional, así lo expresaron en diversas ocasiones.

Independientemente de que esa alianza militar internacional -llamada “Organización del Tratado del Atlántico Norte”- nunca fuera, como se definió,  “una alianza de defensa europea y norteamericana -no agresiva- creada para promover la paz y la estabilidad y para salvaguardar la seguridad de sus miembros”, tampoco es que haya respetado mucho sus propios acuerdos, ni en lo referente al sarcasmo de la “promoción de la Paz”, ni en su creciente nº de bases, ni en su despiadado y enorme intervencionismo.

En lo que a creación de conflictos y guerras se refiere, no hace falta dedicar muchas líneas cuando sabemos que  EEUU ha invadido y destruido países, exterminado pueblos y causado estragos con sus más de 800 intervenciones militares en el mundo

(Por cierto, Rusia –que no es comunista, ni nuestro modelo-  apenas cuenta 20 conflictos armados). Baste recordar algunas guerras americanas del pasado (Vietnam, Granada, Panamá, Somalia, Bosnia, Yugoslavia, Afganistán, Pakistán, Irak, Libia, Líbano, Sahara, Siria,…); del presente (Ucrania, Myanmar, Yemen o Palestina), y del futuro ya que  muy probablemente -más pronto que tarde y si nadie lo remedia- se dará en Taiwán y en el Mar de China.

Y con respecto a las bases americanas, es USA, con más instalaciones militares que todos los países del mundo juntos (se cifran en 800, de las que más de la mitad están en Europa-), la que ha ido rodeando ilegalmente a Rusia (con cerca de 40 bases de la OTAN), para intentar mantener una hegemonía mundial que cada día ve más amenazada, ante la incipiente multipolaridad global.

Si desde Occidente no asumimos esta nueva realidad multipolar, estamos perdidos, salvo que dicha asunción se hiciera desde una estrategia de la cooperación y la solidaridad en lugar de la del conflicto bélico (hoy militar y mañana –quizá- nuclear) que es la metodología que habitualmente adopta el eje EEUU-UK.

La ampliación de la última cumbre del G20 en la India de septiembre de 2023, según la cual los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) acordaron abrir sus puertas a seis nuevos países (Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán), lo que supondrán más de un tercio del PIB global mundial, han activado ciertas «alarmas», en quienes creen que, disputarle a los EEUU la hegemonía en el comercio mundial, no es muy recomendable.

Muy de acuerdo con Juan Laborda (Euro-BRICS, la oportunidad perdida de Europa, en El Salto)- “Europa desaprovechó la oportunidad de haber buscado un nuevo equilibrio global post-crisis, que pasaba por reforzar e intensificar las agendas y reuniones entre Eurolandia y los BRICS”.

El vergonzoso seguidismo imperialista de la Unión Europea, cada día más “Europa Fortaleza” y “Europa de los Mercaderes” que otra cosa, solo se ve superado por el seguidismo creciente del gobierno español con un Pedro Sánchez que trata de emular más a Borrell que a Zapatero (aunque en el momento de escribir este trabajo, el primero, acababa de hacer nuevas afirmaciones que más parecía iban de cara a la galería). Buena prueba de ello, por desgracia, son los incrementos de presupuestos de defensa, los apoyos al envío de armas para Ucrania, las equidistancias con el genocidio de Palestina e Israel o sus sempiternas posiciones pro-atlantistas, además, sin consultarnos.

Como escuchábamos en un programa de La Base que hablaba de “La batalla por el Sur Global”,    el problema es que ahora el poder de los BRICS ya no lo podemos obviar y para ellos solo somos una colonia estadounidense, sin más, y como decía el citado Laborda “nuestra suerte final será aquella que se decida desde el eje Washington Londres, quizás con la presencia esporádica de París”.

Mientras tanto, en Madrid, la OTAN sigue creciendo (en contra de lo que votamos en su día, en 1986) y como triste prueba, en Mayo de 2023 pudimos ver como España y EEUU firmaban, (de la mano de la ínclita Margarita Robles como ministra ¿socialista? de defensa y de la embajadora americana en España) un nuevo acuerdo que ampliaba el despliegue militar USA en la base naval de Rota con la compra de dos destructores más en la base gaditana, en vísperas de que el presidente Pedro Sánchez viajase a Washington a entrevistarse con su homónimo Joe Biden. Al parecer, la ministra lacaya consideraba “conveniente para España permanecer en la OTAN en los términos acordados por el gobierno de la nación” ¿? Una flagrante mentira que olvidaba las condiciones literales de nuestra consulta sobre la «no incorporación a la estructura militar integrada«, la «prohibición de instalar almacenar o introducir armamento nuclear en territorio español» y la «reducción progresiva de la presencia militar norteamericana en España» que fue lo votado en aquel Referéndum de la OTAN (De entrada NO)

Para mí está claro que Moscú, con el impresentable Putin, que no es ningún comunista, ni por asomo, fue provocada a invadir Ucrania, tanto por su previsible entrada en la OTAN que cerraría el cerco a sus fronteras (hoy ya hecha), como por el genocidio que sus gobiernos pro-nazis ejercieron durante 8 años contra la población ruso-parlante de Donetsk y Lugansk, en la conocida región del Donbás.

Como nos decía por Telegram, la periodista de RT en español Inna Afinogenova,  antes de su exilio español, “…30 años andan pidiéndoles (a los americanos) que no instalen sus misiles y sus bases delante de su puta nariz y 30 años les dicen sonriendo que no pasa nada, que no es con ustedes. Y mientras, seguirán amenazando y avanzando de forma agresiva, porque la OTAN, por más que digan sus estatutos, no es una organización “defensiva. La OTAN es una organización militar que supone una amenaza si tiene sus misiles apuntando a tu territorio, misiles estadounidenses a 6000 kilómetros de EE.UU. por una amenaza que nunca existió hasta que ellos no la crearon con sus provocaciones”.

También es muy evidente –a mi entender- que el gobierno de Hamás (a quien tampoco justificaremos su última agresión, que también es un crimen de guerra), fue igualmente provocado para atacar a Israel por su sempiterna agresión y exterminio del pueblo palestino (crímenes de guerra –diarios- que siempre se ocultan) al que “apenas le ofrecen tres opciones: abandonar peligrosamente el país, someterse al ocupante israelí o morir”; (Husni Abdel Wahed, embajador de la ANP en España, dixit). Vamos, que lo que les ofrecen es morir, en los tres casos.

Aún a riesgo de ser iterativos, queremos dejar bien claro que NO justificamos el ataque de Hamás, que ya se juzgará como crimen de guerra en el TPI (al que Israel no quiere someterse, mientras sí es aceptado por Palestina); pero la atrocidad, impunidad y desproporcionalidad de Benjamín Netanyahu que, tras su sempiterno asedio, lleva miles y miles de palestinos asesinados, en su mayoría menores de edad y mujeres, en lo que ya tenemos que calificar como “genocidio”, en lugar de asedio o derecho a la propia defensa (e incluso exterminio), tiene que ser paralizada, sancionada, denunciada y juzgada, en lugar de tener tantos apoyos cómplices no sólo de los EEUU, Alemania, Francia, Inglaterra, y toda la OTAN, sino la connivencia de muchos otros países, incluido el nuestro, donde hasta Isabel Díaz Ayuso le ofrece medallas.

Llegado este grave momento de genocidio vivido en “prime time” me atrevería a afirmar lo siguiente: Si Alemania -y toda Europa- presenció de manera cómplice el “exterminio judío” a manos de los nazis, ahora -con el apoyo velado, explícito o cómplice, a Netanyahu y al asedio israelí que dura ya 7 décadas-, tanto EEUU como la UE, y por supuesto nuestro país, seremos cómplices con “el exterminio del pueblo palestino” a manos de Israel, pues -arrinconado en la cada día más pequeña franja de Gaza– pronto dejará de existir, y será el anticipo que –probablemente- continuará con Cisjordania.

Y con el mismo atrevimiento comparativo, sin pretender desviar la atención de esta locura a un tema de luchas de religión, que no lo es, sino de derechos humanos y de respeto a la legalidad internacional, yo afirmaría sin rubor que el nuevo judío es hoy, el musulmán.

Obviamente habrá quien piense de otra manera –sea sionista y/o imperialista, o no- y por supuesto quién nos acuse de bolchevique, antisemita, comunista y pro-palestino. Pero entrar más aquí, aunque tiene mucho que ver con los EEUU y con la OTAN -pues nada de esto hubiera pasado sin ellos- excede a nuestro encargo ya que –además- se aborda en otros capítulos.

Muy optimistas no podemos ser cuando hablamos a corto y medio plazo del imperio, de las guerras o de la NATO (por sus siglas en inglés) porque el futuro se presenta muy negro para la generación actual y mucho más oscuro para las siguientes.

De ahí la justificación de éste libro que aportara la esperanza tan necesaria para impulsarnos hacia un inexcusable cambio de rumbo. Por suerte, más de la mitad de este libro planteará varias de esas necesarias alternativas de esperanza.

Así que –para terminar- quiero hacerlo brevemente con unas propuestas, un deseo y un sueño.

– Entre las propuestas, además del alto el fuego en Gaza y en todas las guerras, además de la negociación, el diálogo, la democracia y el respeto a los DDHH en todos los conflictos, que es lo básico, puestos a mantener la OTAN y las armas (ironic mode), me apropio de la que en Brasil hizo el presidente Gustavo PetroUn Tratado de Cooperación militar para defender la selva amazónica, una especie de Tribunal de Justicia Ambiental, una especie de OTAN Amazónica«.

– El deseo, que contra la necronomía capitalista (esa economía que mata), podamos avanzar hacia una economía -de y para- la vida.

– Y como sueño, el lema de Marinaleda que llevo siempre en mi llavero: “Una Utopía hacia la Paz”. Que así, sea.

   

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