Con este título, acabamos de difundir, desde la coordinadora estatal de comunidades cristianas populares (CCP), un comunicado que trata de desenmascarar 6 Falsos principios y una racionalidad perversa con los que «los de siempre», pretenden sacarnos de la crisis. Tras tantas entradas de cariz político con toda la campaña de las europeas, permitidme hayamos colgado estos otros temas, aparentemente religiosos, aunque obviamente con un marcado compromiso sociopolítico. El texto, de cuya autoría inicial solemos responsabilizarnos Javier Dominguez, Carlos Fernandez Ordoñez, y un servidor, dice así:
«La actual crisis económica no ha sido producida por un virus o un terremoto devastador, sino por decisiones humanas, unas veces equivocadas y otras criminales, perfectamente conscientes y controladas, que han sido tomadas por los poderes políticos y económicos y asumidas por colectivos importantes en los que estamos inmersos.
Desde las CCP del estado español, pensamos que ha llegado el momento de reflexionar colectivamente sobre todo ello y ofrecemos algunas consideraciones que puedan ayudarnos a superarla, porque estamos convencidos de que hemos llegado a esta crisis por la aplicación de una racionalidad perversa que se basa en unos principios totalmente falsos, pero que han sido admitidos como dogmas incontestables:
Primer principio falso: El objetivo del capital internacional, sobre todo del capital financiero, (en la actualidad varios billones de dólares) debe ser la máxima rentabilidad y el máximo beneficio.
Segundo principio falso: El mercado debe ser libre, sin injerencias de los estados. Los capitales deben circular libremente sin trabas ni impuestos Dada la rígida regulación de algunos estados se impone la desregulación progresiva de las trabas al mercado libre.
Tercer principio falso: la mano invisible del mercado hace que las inversiones rentables coincidan con las necesidades de la gente.
Cuarto principio falso: La economía va bien cuando se producen buenos beneficios en el mercado. (Aunque miles de millones pasen hambre)
Quinto principio falso: La economía debe estar en manos privadas: Dada la fuerte economía de algunos estados se impone la privatización progresiva de los servicios públicos.
Principio falso particular para España: Poniendo mucho suelo, (todo el país) en manos de las inmobiliarias, aumentará la oferta de viviendas y se abaratarán los pisos.
Todos estos principios, admitidos como fundamento de la economía, se han aplicado con una racionalidad perversa, sobre todo, por los neoliberales y grupos neocon, pero también por los socialistas que los han asumido y, en gran medida, por todos nosotros. Por eso debemos reflexionar.
Veamos algunos ejemplos de esa racionalidad perversa:
• El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional se encargaron de obligar a los países del tercer mundo a restringir gastos en sanidad, educación o alimentación, para pagar los intereses crecientes de la deuda externa, con lo que ya llevan pagadas de cinco a diez veces la deuda original. Y a esto no lo llamamos crisis porque no nos tocaba a nosotros.
• Cuando los capitales sacan buenos beneficios, la economía va bien. Lo racional es pensar que en realidad va mal porque el aumento de valor es puramente especulativo y esto hace que la economía se tambalee.
• El abaratamiento del despido produce puestos de trabajo. Lo racional es pensar que producirá más despidos.
• La energía debe estar en manos privadas porque así habrá competencia y bajarán los precios. La realidad es que la energía, que es un bien necesario de demanda inelástica, se regirá por las mismas normas que ahora rigen en el mercado de petróleo. Lo mismo puede decirse de la privatización del agua.
• La privatización de los servicios públicos es especialmente perversa en Comunidades dominadas por los neoliberales.
Las Comunidades Cristianas Populares pensamos que ha llegado el momento de reflexionar colectivamente sobre todos estos problemas y de buscar alternativas entre todos. No podemos dejar la solución de la crisis, como de hecho estamos haciendo, en manos de los que la han provocado.
Es preciso pedir cuentas a las autoridades políticas y económicas que con sus decisiones perversas y a veces criminales nos han llevado a esta ruina. Y nos referimos no sólo a las actuales sino a las que -desde los años ochenta- han propiciado la economía del pelotazo, la venta de los bienes públicos, la privatización de las ganancias, la socialización de las pérdidas, el enriquecimiento rápido dentro de la ley, los planes urbanísticos orientados a la especulación del suelo, el desmantelamiento de la sociedad de bienestar, los contratos basura, etc…etc…
Se trata, ni más ni menos, de construir un sistema económico cuyo objetivo sea la satisfacción de las necesidades de la gente y no los beneficios del capital«.