Portada » Ante los denigrantes sucesos de Torre Pacheco

Ante los denigrantes sucesos de Torre Pacheco

Torre Pacheco

Ayer tuve la ocasión de acercarme a Torre Pacheco, ese noble pueblo agrícola de Murcia al que hace 25 años ya mandé a tres inmigrantes a trabajar y en el que -desde hace algunos más- conviven en paz y armonía murcianos y trabajadores extranjeros que vienen a realizar los trabajos hortofrutícolas que los españoles no quieren hacer y que tanto han hecho progresar a esta villa.

Con una burda excusa, varios vídeos falsos e informaciones tendenciosas (a partir de un hecho lamentable de un chico venido de Barcelona que apaleó a un pobre anciano), la extrema derecha encendió una mecha racista que terminó con la asquerosa convocatoria de la «caza al moro». Personajes como  Vito Quiles y Bertrand Ndongo allí estuvieron para intentar liarla. ¡Qué pronto hemos olvidado lo ocurrido en El Ejido hace ya unos años.

 

Aprovecho esta entrada para publicar íntegramente el Comunicado que hemos elaborado desde Redes Cristianas pues resume perfectamente lo que deberíamos parar ante estas hordas xenófobas de la ultraderecha.

También recomiendo ver La Base 5×171 de ayer donde se analizan esos episodios de violencia racista organizada en Torre Pacheco (Murcia), el papel del Estado y el poder político y mediático.

Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí tenéis un resumen de las declaraciones que «ad hoc» e «In situ» hizo Ione Belarra, así como las breves palabras que le dedicó al racista de Vox, Vito Quiles, ya que no han trascendido demasiado en los medios de comunicación, mas interesado en otras cuestiones y en otros enfoques.

  1. Las declaraciones https://vm.tiktok.com/ZNHg5nFc47jRd-rZa9l/
  2. Las palabras a Vito Quiles: https://vm.tiktok.com/ZNHg5WxAqLRkv-D2AaW/

COMUNICADO URGENTE DE REDES CRISTIANAS EN DEFENSA DE LA DIGNIDAD HUMANA

Ante los denigrantes sucesos de Torre Pacheco.

Hace apenas unos días denunciábamos públicamente las declaraciones del partido VOX, que con total impunidad, expresaba
su intención de expulsar a ocho millones de inmigrantes. Aquellas palabras no eran solo retórica política: eran una amenaza abierta a la convivencia, a la legalidad y, sobre todo, a la dignidad humana.

Hoy, con profundo dolor y rabia, tenemos que denunciar no ya palabras, sino hechos. Los hechos ocurridos en Torre Pacheco no son un accidente, ni un incidente aislado. Son el resultado de un caldo de cultivo que se ha venido cocinando con discursos de odio, mentiras interesadas y políticas que deshumanizan.

Lo que ha pasado en Torre Pacheco ocurre dentro de un contexto internacional marcado por el auge de la xenofobia, el repliegue identitario, la criminalización del pobre y del migrante. Y lo más grave: ocurre mientras las instituciones públicas miran hacia otro lado o actúan con tibieza. ¿Dónde están las medidas reales para frenar los discursos que incitan al odio? ¿Dónde está la responsabilidad de los gobiernos, de las autoridades, de la justicia?

A la vez que condenamos la violencia ejercida contra un vecino de Torre Pacheco, denunciamos también el papel que algunos medios de comunicación juegan en esta crisis: generan bulos, los propagan, los adornan con falsa objetividad. No informan: deforman. Alimentan el miedo, la desconfianza, la división. Y lo hacen con un claro sesgo político y económico.

No podemos callar.

La sociedad civil debe alzar la voz con firmeza: ¡basta ya! Gritamos en favor de la persona humana, sin importar su color de piel, su nacionalidad, su religión o su estatus legal. La vida humana no puede tener categorías. La dignidad no se negocia.
Exigimos que la Iglesia, y todas las religiones, se pronuncien sin ambigüedades. No pueden ser cómplices pasivos del odio. No
puede haber ningún texto sagrado, ninguna tradición espiritual, que se use para justificar el racismo, el desprecio, el abuso. Lo suyo es la defensa activa de la justicia, de la igualdad y de la fraternidad.

Desde el Evangelio, desde la fe que proclama al Dios de la vida, decimos claramente: no hay amor posible sin justicia. No hay
justicia si no se reconocen y protegen todos los rostros, especialmente los más vulnerables. Jesús no expulsó más que a
quienes mercadeaban con la religión: acogió, sanó, alimentó, caminó con quienes eran marginados por el sistema.
Hoy, como entonces, decimos: la violencia no tiene justificación, el odio no tiene cabida, el racismo no tiene perdón. Que nadie
utilice la fe como escudo para el desprecio. Que nadie use la ley para perseguir al inocente.
Este es el tiempo de actuar. La dignidad humana nos llama.

 

Para saber más:

Loading

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *